Generalmente se piensa que la envidia es un sentimiento malo y que nos deberíamos alejar de él, por el simple hecho de que nos puede llevar a hacer cosas de las que nos podríamos arrepentir toda nuestra vida, y que por supuesto no tenga marcha atrás. Un sentimiento que te corrompe poco a poco y que cuando te quieres dar cuenta lo único que puedes hacer es intentar que esa envidia no te lleve a cometer actos innecesarios, porque es una envidia que duele, que simplemente no puedes decir que no lo vas a tener, porque no puedes evitar que algo te moleste demasiado.
Aunque por otro lado, también podríamos pensar en su lado bueno, lo que se suele nombrar como “la envidia sana”, que no es que sea un sentimiento bueno, pero te puede ayudar a hacer grandes cosas. Porque tener un modelo en el que fijarte puede servirte para que todo lo que hagas de un modo mejor. Es verdad que es mejor no sentir envidia y conformarnos con lo que somos, porque nunca nos podremos cambiar de persona, pero este molde nunca viene mal a nadie, porque cuando puedes estar en tus peores momentos la envidia te puede levantar para que sigas a adelante. Lo hace, es verdad, como otros sentimientos, pero este es especial porque tú eres el que deberás controlar en la cantidad que lo sientes porque pasarte demás podría hacer que todo lo que tengas se viniera abajo sin darte cuenta.
La envidia puede ser buena o mala, pero lo que determina como es depende solo y exclusivamente de la persona que la sienta, porque tu puedes elegir que, por un lado, te ayude o por el contrario, que te corrompa.
Mª SOLEDAD PEÑA GÓMEZ
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