El experimento requiere tres personas: El investigador, "el profesor" (el voluntario) y el "aprendiz" (el que se hace pasar por participante en el experimento). El investigador le explica al participante que tiene que hacer de maestro, y tiene que castigar con descargas eléctricas al alumno (aprendiz) cada vez que falle una pregunta. El "profesor" cree que está dando descargas al "alumno" y que le está haciendo sufrir, cuando en realidad todo es " puro teatro". Ante esta situación desesperada, el profesor harto de oir los gritos del alumno causados por el daño de las descargas, éste le comunica al investigador que no desea continuar, pero el investigador le dice que debe continuar. Un 65% de los participantes lleva el experimento hasta el final sabiendo el peligro al cual están sometiendo a los alumnos ( el peligro de las descargas eléctricas)
En resumen, con este experimento se intenta demostrar que personas normales y corrientes pueden llegar a actuar con crueldad si son sometidos a la autoridad.
Mireya Cabeo Villegas
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