lunes, 23 de mayo de 2011

Poderosos/as.

El poder es conocido como la capacidad de imponer la voluntad de un individuo o grupo sobre la de otro u otros.

Según el autor José Antonio Marina, hay dos maneras de ejercer poder:
- Control inmediato del cuerpo del subordinado: el individuo o grupo dominante ejerce su poder mediante la fuerza. El subordinado no tiene otra opción que obedecer, ya que no se le ofrece margen alguno de negación. Por mucho que oponga resistencia, se acaba sometiendo al "poderoso/a". Un claro ejemplo de este tipo de método es la violación, o las represiones violentas de ciertas manifestaciones. Puede que el violador o la policía logren controlar el cuerpo del sometido, pero no su mente.

- Control mediato de la mente del subordinado: está directamente relacionado con el conocimiento de la mente y se basa en su manipulación. No se emplea fuerza alguna, ni tampoco violencia (al menos física), tan solo palabras para convencer, persuadir, amedrentar, etc. Se trata del dominio de la mente, no solo del cuerpo. Para ello se emplean mecanismos como infundir esperanzas, miedo, ilusión, amenazar con castigos, prometer premios, etc. Todo ello depende de la capacidad que tenga el individuo que ejerce el poder de introducir, modificar o estimular determinados sentimientos en la mente del sometido. Por ejemplo: Los profesores (dominantes) utilizan "castigos" para convencer a sus alumnos (subordinados) de que lo mejor para ellos es estudiar, ya que en un futuro tendrán que enfrentarse a la Selectividad, entre otros peligros que acechan la vida de un estudiante. Los políticos, por otra parte, se sirven de promesas al pueblo para ganar popularidad y contar con la ansiada mayoría de votos.
También se puede utilizar la seducción para persuadir, puesto que se ejerce un control de la mente mediante el engatusamiento o, por qué no decirlo, la belleza.

En cualquier caso, el control mediático de la mente es el más empleado y efectivo, ya que es más fácil y cómodo que una persona ceda siendo manipulada que siendo forzada.


Ainhoa Vázquez Montoya.

No hay comentarios:

Publicar un comentario