Para Sartre el deseo no es subjetividad aunque tampoco es ambición. El propósito del deseo no se acaba en el "hacia algo", sino que a la vez en un ser humano es algo para sí mismo y para el otro deseado. En el caso del deseo sexual, para Sartre, el deseo tiene un objeivo improbable porque desea gozar de la relevancia del otro como simple relevancia y como cuerpo deseando disminuir al otro a su “no naturalidad”, y al mismo tiempo, intenta que esa felicidad sea una continua personalización de su importancia abrumadora.
MªCarmen Gamez Perez
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