lunes, 14 de marzo de 2011

La vida es… simplemente vida.

Definitivo, como todo lo que es simple. Nuestrro dolor no viene de las cosas vividas, sino de las cosas que fueron soñadas y que no se cumplieron.
Sufrimos porque automaticamente olvidamos lo que fue disfrutado y comenzamos a sufrir por nuestras proyecciones irrealizadas, por todas las ciudades que nos hubiera gustado conocer al lado de nuestro amor, y no conocimos, por todos los hijos que nos hubiera gustado tener juntos y no tuvimos, por todos los espectaculos, libros y silencios que nos hubiera gustado de haber compartido y no compartimos por todos los besos cancelados, por la eternidad. Sufrimos, no porque nuestro trabajo es desgastante y paga poco, sino por todas las horas libres que dejamos de tener para ir al cine, para conversar con un amigo, para nadar, para enamorar.
Sufrimos, no porque nuestra madre es impaciente con nosotros, sino por todos los momentos en que podríamos estar confidenciando con ella, nuestras mas profundas angustias y ella estuviese interesada en comprendernos.
Sufrimos, no porque nuestro equipo perdió, sino por la euforia perdida.
Sufrimos no porque envejecemos, sino porque el futuro nos esta siendo confiscado, impidiendo asi que mil aventuras nos sucedan, todas aquellas con las cuales soñamos y nunca llegamos a tener.
¿Cómo aliviar el dolor de lo que no fue vivido? La respuesta es simple.
Cada dia que vivo, me convenzo mas de que el desperdicio de la vida está en el amor que no damos, en las fuerzas que no usamos, en la prudencia egoísta que nada arriesga, y que, esquivandose del sufrimiento, hace perder también la felicidad.

El dolor es inevitable. El sufrimiento es opcional.

LOURDES JÓDAR FERNÁNDEZ

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